El hemocultivo es un método diagnóstico que se realiza para la detección de microorganismos en la sangre y así, posteriormente, realizar la identificación y determinación de sensibilidad. Este examen deben realizarse antes de la administración de la terapia antimicrobiana sistémica, siempre que exista sospecha clínica de sepsis, meningitis, osteomielitis, pielonefritis, infección intraabdominal, artritis, infecciones graves de la piel y tejidos blandos, neumonía, endocarditis y fiebre de origen desconocido (absceso oculto, fiebre tifoidea, brucelosis, tularemia, etc.).

Los signos que orientan esta sospecha incluyen fiebre o hipotermia (neonatos, ancianos), escalofríos, leucocitosis o granulocitopenia, deterioro multiorgánico de etiología no aclarada, shock, compromiso hemodinámico de causa desconocida y combinaciones de algunos de ellos.

Se recomienda la extracción de dos tomas, una de cada brazo de forma consecutiva. La extracción debe realizarse lo antes posible después de la aparición de los síntomas (fiebre, escalofríos…) y antes de la administración de la terapia antimicrobiana sistémica.

Cada hemocultivo o extracción (dos frascos) con la sangre inoculada debe ser debidamente identificado y se deben incubar lo más rápido posible a 35-37ºC por 7 días. Si por alguna razón se deben enviar a alguna sede, se incubarán a 35-37ºC hasta ese momento. Sólo deben mantenerse a temperatura ambiente durante cortos periodos de tiempo para no afectar la posterior recuperación de los microorganismos.

Para la identificación del microorganismo: Enviar las placas a Temperatura ambiente, con las tapas fijadas con papel parafilm a la central (equipo VITEK). En la boleta del paciente se debe indicar tipo de muestra y cualquier nota importante para guiar su identificación.

Los hemocultivos que no requieren de identificación se validan en cada sede.

Frascos para hemocultivos

Sangre total

TA: (20-25) °C
Máximo 18 horas

R: (2-8) °C
Inaceptable

C: -15 °C
Inaceptable

En general, no se rechazará nunca un hemocultivo dada la importancia del diagnóstico de la bacteriemia, salvo en el caso en que haya serias dudas en cuanto a la identificación de la muestra, volumen insuficiente o los frascos estén dañados y contaminados.