Los estrógenos y progesterona son conocidos como las hormonas femeninas por excelencia, ya que regulan muchísimos procesos fisiológicos propios de las mujeres, como el ciclo menstrual y el embarazo.
Típicamente, en las mediciones de rutina se analiza el estradiol y la progesterona en sangre.
Pero lo cierto es que tenemos tres tipos principales de estrógeno:
- Estrona (E1): más dominante en menopausia. Es un derivado del estradiol y también se produce a partir de hormonas androgénicas (como la testosterona), sobre todo en tejido graso.
- Estradiol (E2): es el estrógeno con efectos más potentes, y es el más abundante de la edad reproductiva. Se produce principalmente en los ovarios.
- Estriol (E3): es el principal estrógeno del embarazo. Se produce principalmente en la placenta y su efecto estrogénico es mucho menos potente que el de otros tipos.
- Además de su papel reproductivo, los estrógenos benefician múltiples sistemas:
favorecen la memoria y el ánimo, protegen el corazón y los vasos sanguíneos, mantienen la densidad ósea y muscular, equilibran el metabolismo, mejoran la piel y cuidan las mucosas vaginal y urinaria.
Pero, todo en el cuerpo necesita equilibrio, y los estrógenos que producimos deben eliminarse para dar paso a los nuevos.
Este proceso ocurre en el hígado, donde las hormonas se transforman químicamente para poder ser eliminadas; a este mecanismo se le conoce como detoxificación de estrógenos.
Durante este proceso se forman distintos metabolitos, que pueden tener efectos más protectores o más reactivos, según la vía por la que se transformen:
- Los 2-hidroxiestrógenos (2OH-E1, 2OH-E2) son los metabolitos protectores, asociados con:
✅ Ciclos menstruales más regulares y menos síntomas premenstruales.
✅ Menor retención de líquidos y sensación de hinchazón.
✅ Ánimo y energía más estables.
✅ Piel equilibrada, sin brotes hormonales intensos.
✅ Menor riesgo de cáncer de mama o endometrio
- En cambio, los 4-hidroxiestrógenos (4OH-E1, 4OH-E2) pueden comportarse como radicales libres y generar daño al ADN si no se eliminan correctamente.
El cuerpo utiliza la enzima COMT para neutralizarlos, pero cuando esta vía es insuficiente, pueden aparecer:
⚠️ Síntomas más marcados de dominancia estrogénica como sensibilidad mamaria, hinchazón y cambios de humor.
⚠️ Mayor irritabilidad, ansiedad o fatiga.
⚠️ Tendencia a inflamación o retención de líquidos.
Finalmente, en la fase de eliminación intestinal, los estrógenos se unen con glucurónidos y sulfatos para ser expulsados por heces y orina.
Pero si la microbiota intestinal está alterada, pueden proliferar bacterias que producen β-glucuronidasa, una enzima que “reactiva” los estrógenos ya listos para eliminarse, haciendo que regresen a la circulación.
Esto puede contribuir a una dominancia estrogénica, manifestada por:
⚠️ Ciclos irregulares o abundantes.
⚠️ Retención de líquidos y aumento de peso (especialmente en caderas y abdomen).
⚠️ Sensibilidad mamaria, fatiga y alteraciones del sueño o del ánimo.
Los metabolitos de estrógeno no se detectan en sangre, sino en orina, mediante pruebas especializadas como el DUTCH Test.
Por su parte, la β-glucuronidasa se evalúa en la prueba de microbiota intestinal GI MAP Plus, que analiza bacterias intestinales y marcadores de salud digestiva.
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